¿Y tú, Miguel, estás de acuerdo?
(Valores, felicidad)
- Con qué mami, ¿con el matriarcado de ustedes?
-¡Ay qué tósigo! Ustedes compulsivamente hacen un chiste de todo lo que uno dice.
- No, señora. Era un comentario al margen. ¿Pero qué fue lo que me preguntaste?
- Que si estabas de acuerdo con eso de que la felicidad se fabrica en casa.
- Depende.
-¿Cómo así que depende?
- Es que hay muchas clases de felicidad.
-¿Por ejemplo?
- Hay personas que son felices amontonando dinero. Uno ve a los amigos: Uno se realiza con una moto, otro cree que la droga es lo máximo, o el trago, o la parranda. Yo tengo un compañero que se sumergió en los libros y lleva vida de fakir. Y mi tía es perfectamente feliz limpiando y sacudiendo … Los políticos…
- Sí, hijo. Pero eso no es felicidad. Son espejismos.
- Allá iba yo. La felicidad, felicidad, es otra cosa más profunda. ¿Pero por qué dicen que se fabrica en casa?.
- El que dijo esa frase tiene razón, pero seguro no había entrado no conocía este hogar. Una familia de medianos recursos con siete comensales fijos, fuera de los extras en épocas de temporada. Siete temperamentos distintos. Ambiente variable. Generalmente imprevisible, a veces hostil. Rendimiento intelectual más bien bajo. Constantes: problemas y conflictos. ¿Entonces? ¡Viva la felicidad!
- Pues, mami, hablando en serio ya ves que sí. ¿Cuántas veces te hemos dicho que no cambiamos esta casa por ninguna otra?
- Por lo menos las mismas que me han dicho que no ven la hora de irse, porque no aguantan más a fulanito … ¿O fue que se te olvidó el análisis que hicieron en la mesa de este oasis de paz y tranquilidad: Aquí nadie le ayuda a nadie, aquí no lo entienden a uno, etc.…, etc.…, etc.…?
- Eso es para ver qué cara pones. Porque en medio de todo, aquí sí se fabrica felicidad y de la verdadera.