¡Ay, mami, estoy muerto!
(Esfuerzo, solidaridad, optimismo)
- ¡Cómo me alegro!
- ¿Cómo mami, te alegras?
- Sí, señor, y mucho
-¿Porque estoy muerto?
- No tanto por eso, sino por lo que eso significa.
- Significa que he trabajado como un loco.
- Eso es lo que me alegra: Que estés trabajando en vacaciones, que estés haciendo algo útil.
- Sí.. ¿Pero de 9 a 9?.
- Mira, Juan Carlos, una persona se vuelve tanto mejor, cuanto más se le exige. No sabemos quiénes somos hasta que no nos enfrentamos a un obstáculo, a una tarea, a una desgracia.
-¿Por qué, mami?
- Te vas a reír, pero te voy a poner, una comparación con una moto. Ayer te estaba diciendo Pepe que le había sacado no sé cuántos kilómetros a la suya. ¿Por qué?
- Porque le hundió el acelerador al máximo.
- Bueno, señor, eso es el trabajo: Un acelerador. Muchas veces tenemos gasolina en el tanque, pero no la usamos. Si alguien o algo nos acelera, ponemos a circular toda la energía. En cambio, si tenemos una vida fácil, nunca la aprovechamos. Pero estoy hablando demasiado como todas las mamás. Más bien dime tú sinceramente, qué piensas.
- Pienso que tienes razón. Yo he descubierto, por ejemplo, que soy buen administrador. Y creo que si uno trabaja cuando está estudiando, después es más fácil escoger carrera, porque uno averigua para qué sirve y para qué no sirve. Y además, hay que ver lo que se aprende.
- Si, hijo. Se aprende lo que no puede enseñar ninguna universidad. Y se olvida uno de sus problemas, porque está concentrado en hacer algo constructivo.
- Cero y van dos, mami. Yo estaba todo frustrado por no haber podido ir a la costa, y ni me he vuelto a acordar de eso. Mejor dicho, no he tenido tiempo. ¿Y sabes qué? Conoce uno gente distinta.
- Eso, Juan Carlos, es lo mejor de todo. Sin uno darse cuenta, se va encerrando en un mismo círculo de personas. Todas se parecen. Piensan lo mismo que uno, van a los mismos sitios, conocen a la misma gente, y a veces, perdóname, dicen las mismas bobadas. Y lo peor es que uno acaba pensando que la casa de uno y los amigos de uno son el mundo. Todo el que piensa distinto, es «raro».
- Si vieras, mami, un compañero que tengo. Está trabajando para pagarse el estudio y el de un hermano. Yo descubrí que no salía a almorzar porque no tenía con qué. Desde eso… compartimos.
- Y en cuanto a la ida a la costa. Si sigues trabajando en vacaciones, algún día vas a poder ir de cuenta tuya y créeme, la satisfacción va a ser doble.