Definitivamente, Mario,
perdiste la vergüenza
(Diálogo, perdón, paciencia, tolerancia)
- No sé papi, ¿por qué? Yo…
-¿Cómo te atreves a contarme eso y delante de tu mamá? Hazme el favor de salirte de aquí inmediatamente. ¡En este momento no quiero ni verte!
- Raúl, por favor - suplica la mamá -.
- Tú te callas. Este asunto es de hombre a hombre. Te digo que te salgas, grita más bien que dice, el papá.
- Pero yo quería…
- ¡Qué te salgas!
- Está bien. Pero a ustedes nadie los, entiende. Malo si uno no cuenta y peor si uno cuenta. Pero pueden estar tranquilos. De ahora en adelante, no les voy a dar el disgusto de confiar en ustedes.
Mario sale de la habitación cerrando la puerta con un golpe, tan suave como definitivo.
-¡Dios mío, Raúl!
-¿Dios mío, qué?
- Cortaste la comunicación.
- ¿Cómo?
- Nunca más te confiará nada, ni a mi tampoco.
- Por eso está el mundo como está. Porque hay gente como tú, que todo lo tolera y lo admite. Porque la vida es oír cualquier cosa sin siquiera pestañear. Porque tragamos entero.
- No es eso. Lo que pasa es que tu hijo es esa perla rara, que comete una falta y viene a contárselo a sus padres. Eso porque todavía tiene conciencia y sabe que obra mal. ¿A qué crees que vino? A pedir ayuda. Ayuda y consejo. Y tú se los negaste.
- Se los negué porque no se los merecía. ¡Un hijo nuestro, un nieto de mi papá en esas!
- Raúl, tú sabes lo que te quiero y te respeto pero hazme el favor de refrescar la memoria.
-¿La memoria?
- Sí. Volver a tus dieciocho años y…
- Emmmaa, ¿cómo te atreves? Yo.
- Tú también hiciste muchas cosas, pero nunca contaste.
- ¿Qué sabes tú…?
- Lo que tú mismo me confiaste hace ya tiempo.
- Te aprovechas de eso para…
- No me aprovecho, te lo recuerdo, para que seas más humano. No te estoy pidiendo que aceptes. Te estoy rogando que oigas, que no te escandalices, que seas presencia ante tu hijo y serenamente lo lleves de la mano a una rectificación.
- ¿Quieres que pierda autoridad?
- No, que ganes autoridad.
- ¿Pero qué le voy a decir?
- - Que te ofuscaste, que te excuse.
- ¿Qué dices? —
- Lo que oyes. Luego, dale un abrazo.
- ¿Y después?
- Lo demás se dará por añadidura.