Mami, ¿puedo hablar?
(Capacidad de escucha, espiritualidad)
- Un momento, mi amor. ¿Luisa, qué te dijeron del bizcocho?
- Tranquila, que ya está todo organizado.
-¿Y Simón, ya consiguió el vestido?
- No quiso. Dice que nunca se lo pone. Pero Tato le prestó uno.
- Eso es el colmo. Yo no entiendo cómo se prestan la ropa. Bueno, ¿quién tiene la lista de los invitados?
- Yo, mami.
- Revísala bien y me dices cuántos son.
- Mami, ¿que si puedo hablar?.
- ¿No ves, Natacha, que estoy ocupada con todo lo de tu primera comunión?
- Es que es de eso que quiero hablar.
-¿Bueno, suspira la mamá, qué te pasa?
- Nada. mami. Que no quiero esa fiesta.
-¿Cómo? No entiendo. Es un día muy importante en la vida y…
- Por lo mismo que es importante, no quiero tanta fiesta. De pronto es la fiesta lo importante y no el día.
- Pero…
- Mami, déjala hablar. ¿Por qué no le preguntas cómo la quiere?
- Pero ya encargamos el bizcocho, ya les dijo a los amiguitos que los iba a invitar…
- Sí, mami. En el colegio me explicaron: Es un día muy bello en que Jesús llega a mí por primera vez en forma de pan y vino. Pero que no viene solamente para mí, sino para todos ustedes que son mi familia. Viene a esta casa. Y eso hay que celebrarlo. Claro que quiero estar con ustedes y con mis amiguitos y que vamos a comer juntos el bizcocho y el helado. Pero no necesito ni mago, ni payaso. Yo quiero más bien otra cosa.
- A ver ,dime.
- Es que no sé qué vas a decir, porque es como raro.
- ¡Dios mío, con qué me irás a salir!
- ¿Te acuerdas que fui con mi tía Elena, a ver esos niños desnutridos?…
- Sí me acuerdo. Te impresionaste mucho.
- Bueno, pues me gustaría más bien darles a ellos el dinero que te vas a gastar en esas cosas y… ay, mami, aquí viene lo raro.
- Bueno, pues suéltalo de una vez.
- Es que yo tengo muchas cosas y esos niños no tienen nada. ¿Y qué tal si les digo a mis amiguitos que en vez de traerme a mí un regalo, me den algo para ellos y vamos y se los llevamos? Yo estaría muy feliz.
Sigue un silencio y la mamá:
- Eso no es lo normal, mi amor, pero es muy hermoso. Eso merece un beso y un abrazo. Y aquí tienes una mamá muy orgullosa y más sabia.
-¿Sabia, mami?
- Sí, Natacha. Me has dado, nos has dado, una lección muy bella. Pero creo que hay otro todavía más feliz.
-¿Quién, mami? ¿Papi?
- Sí, papi. Pero sobre todo Jesús, que se va a encontrar con un corazoncito tan generoso.