Mami, ¿qué te pasa?
(Educación, ejemplo, comprensión)
- ¿Qué me pudo Juan Fernando, Marcela?
- Les pudo, porque creo que mi papá está en las mismas.
- ¿Y no va a estar? Ese muchachito no estudia, llega tarde todas las noches, nadie le conoce los amigos, nunca mantiene un centavo, acaba con la ropa, se cuelga horas del teléfono, tiene un genio feroz y no hay forma de que le oiga a uno. Te juro que no sé que hacer con él.
- Tranquila, mami. La cosa es muy sencilla: Juan Guillermo con sus catorce años está apenas en primer nivel.
- No, mija, está repitiendo tercero.
- Mami, por Dios, no me refiero al bachillerato.
- Bueno. Explícame tú, que eres la sicóloga de la familia.
- Es una teoría nueva que coloca a la gente en distintos niveles. Por ejemplo, los del primer nivel no piensan sino en sí mismos. Utilizan a la gente, como Juanfer a ustedes. Viven solamente en su propio mundo y consideran conflicto todo lo que se opone a sus deseos.
- Lo pintaste de cuerpo entero.
- ¿No ves, mami? Juan no es una excepción. De esos con frecuencia hay uno en cada casa. Pero no te preocupes que está en tránsito, si todos le ayudamos con cariño y disciplina a cambiar de conducta. Puede que se demore pero llega al segundo nivel.
- Ay, Marcela, espero estar viva para presenciarlo y salir a encontrarlo a la llegada.
- Y mientras tanto, mami, el esfuerzo tiene que ser de ustedes.
- ¡Claro! Como ahora todos nos caen a los papás…
- No es que les caigan, mami. Es que desde el nivel en que él está, le queda imposible entenderlos a ustedes. Son ustedes, los del otro nivel, los que tienen que bajar a ese piso.
- ¿Y cómo es el nivel de nosotros?
- Hay muchos niveles intermedios, por donde todos tenemos que pasar. Pero se supone que ustedes tengan un mundo más amplio, no apresuren las situaciones, se hayan encontrado con ustedes mismos, tengan vida propia y no se rijan solamente por lo que piensan los demás.
- Bueno, y si estamos en ese nivel, ¿por qué nos está dando tanta brega?
- Tal vez porque ustedes esperan que él los oiga y son ustedes los que deberían escucharlo a él primero.
- Tal vez tengas razón.
- Creo que sí, mami. Y eso mismo se da en todas partes, no sólo en la familia. Por todos lados hay adultos que se quedaron en el primer nivel.
- ¡Ay sí! Tengo los ejemplos en la punta de la lengua.
- No mencionemos personas. Pensemos más bien en los de 4º y 5º grado. La gente que se plantea los problemas a un nivel universal: El problema del hombre, el de la cultura, el de la fe. Gente que sin ser rara, se sabe ella misma, es diferente. Esos son los capaces de cambiar el mundo.
- ¿Y qué hace uno, Marcela, para tener hijos así?
- A eso mami, hay que ponerle sabiduría, paciencia, desinterés, comprensión, riesgo y amor en cantidades industriales. Pero sobre todo mami, tratar los padres de ser así. Porque tú mejor que nadie lo sabes: Los hijos no obedecen, imitan.