Papi y mami, ¿puedo
hacer una pregunta?
(Fidelidad, diálogo, perseverancia)
- Sí claro, por qué no, contesta el papá.
- Pero me prometen que no se van a enojar.
- Al contrario, lo que nos chocaría, sería que no la hicieras.
- Bueno, dice la mamá, hazla que ya me tienes intrigada.
Marta Isabel respira hondo y por fin afloja:
-¿Ustedes no se van a separar?
- ¿Separar? ¿Cómo así, de dónde sacaste eso?
- Es que - explica la niña mostrando con los dedos- a cuatro de la clase se les han separado los papás.
- Eso no quiere decir que nosotros lo vamos a hacer. Te puedo asegurar que no se nos ha ocurrido, contesta muy definitivo el papá.
- Pero es que ustedes discuten. Yo los he oído.
- Y…
- Y entonces, yo pienso que es que no se quieren.
- Dime - pregunta la mamá -¿tú quieres, a Diana?
- Claro, mami, es mi mejor amiga.
- Pero yo te oí ayer, peleando con ella por el teléfono.
- Ah, pero por una bobada.
-¿Ves? Lo mismo nos pasa a papi y a mí. Discutimos por bobadas. Pero, tranquila, que nos queremos mucho.
- Y tú, papi, nunca le pones bolas a mami.
- Ayer - cuenta la mamá, riéndose- leí algo en Selecciones que me ayudó a entender a tu papá: «El que no se ocupen de uno puede, tomarse como un cumplido. Significa que hemos llegado a ser un elemento de consuelo y de confianza en la vida de otra persona».
- ¿Ves cómo me defiende y me quiere tu mamá?. Es que ella y yo tenemos una sociedad de mutuo auxilio.
- Tú sabes, Marta Isabel, que papi llega cansado de la oficina porque tiene mucho qué pensar. Y además los hombres en general nunca nos oyen a las mujeres.
- Hablemos en serio: Tu mami y yo no somos perfectos, somos dos personas comunes y corrientes, con defectos y cualidades, con problemas por resolver. Muchas veces nos equivocamos y, como todo el mundo, tenemos crisis y dificultades.
- El matrimonio perfecto, mi amor, no existe. Ser pareja es algo muy hermoso, pero muy difícil. Hay que querer al otro «a pesar de» y volver a empezar cada día. Un matrimonio nunca está totalmente hecho, se va haciendo.
- Se va haciendo, repite el papá, no solamente para nosotros, sino para ustedes. El día que nos casamos, nos comprometimos tu mamá y yo con nosotros mismos y con los hijos que pudiéramos tener.
- Sí, a darnos mutuamente amor y seguridad y a dárselos a ustedes. Para nosotros esto es lo más importante en la vida.
- ¡Ay! siquiera mami. Porque si ustedes se separan yo me muero. Pero ¿por qué se separan los papás?
- Cada caso es distinto. No se puede generalizar. A veces la vida se hace tan imposible que no hay otra solución. O la gente es inmadura y no está preparada para casarse. Hay muchas causas…
- Entiendo, mami. ¡Y entiendo también que yo de papá y mamá estoy sobrada!